¡Feliz 'FIT' de semana, lectores!
Hoy quería compartirles una reflexión que surgió esta semana durante un entrenamiento en el que estuve compartiendo con mis compañeras de carreras sobre lo fina que es la línea entre la disciplina, la autoexigencia y el castigo.
Generalmente, para las personas que disfrutan del ejercicio físico, este termina siendo algo así como su terapia. El movimiento hace que el cuerpo genere endorfinas, y junto con ello, la satisfacción de haber entrenado y el haber dejado los problemas de lado el rato que ha durado el entrenamiento se convierten en una especie de bálsamo sanador que puede aplicarse a diario y sin receta médica para mejorar la salud tanto física como mental.
Hasta aquí, todo correcto, pero es que la línea es tan fina, que en muchas ocasiones, cuando no se está bien, uno mismo se presiona para realizar ejercicio físico y poder disfrutar de sus beneficios. Hasta cierto punto, es una táctica genial para estar mejor, pero siempre y cuando no se llegue a ese punto en el que se deja de escuchar al cuerpo y se tira demasiado de disciplina.

Tormento y disciplina
Hay que aprender a distinguir cuando se entrena para estar bien y cuando el hecho de entrenar se convierte en una especie de obligación que al no cumplirse provoca tormento y autocastigo.
La disciplina es necesaria para mejorar en el deporte, sin duda, pero castigarse el día que no se puede entrenar o que el cuerpo pide descanso, no. No siempre existirá la motivación por hacer ejercicio físico, y cuando falle serán los días que habrá que echar mano de la disciplina para poder seguir avanzando, pero que ello no se convierta en una exigencia.
Obviamente, no pretendo que esta reflexión sirva para dejarse llevar por la pereza y justificar el no moverse, pero sí que se haga una escucha activa de cada uno, y se trate de establecer una relación sana con el ejercicio físico y con uno mismo. Solo así el ejercicio seguirá siendo terapia y no castigo.
A propósito de la reflexión hoy quiero dejarles este enlace a una historia que s epublicó hace unos meses y que creo que es el vivo ejemplo de cómo el ejercicio debe ser sinónimo de salud y no de hostigamiento.
Podrán encontrar más noticias relacionadas y lo último publicado en el Club de Fitness de EL PERIÓDICO.
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